martes, 5 de abril de 2011

El Maestro de Justicia - Parte 3



Así ha dicho YHWH de los Ejércitos, el Elohim de Yisrael: “Toma estos documentos, esta escritura de compra, el texto sellado y el abierto, y ponlos en una vasija de cerámica para que se conserven por mucho tiempo.
Porque así ha dicho YHWH de los Ejércitos, el Elohim de Yisrael: Todavía se comprarán casas, campos y viñas en esta tierra”. (Jeremias 32:14-15)








Y cuando llegó Jeremías, encontró una estancia en forma de cueva; allí metió la Tienda, el arca y el altar del incienso, y tapó la entrada.
Volvieron algunos de sus acompañantes para marcar el camino, pero no pudieron encontrarlo.
En cuanto Jeremías lo supo, les reprendió diciéndoles: «Este lugar quedará desconocido hasta que Dios vuelva a reunir a su pueblo y le sea propicio.
(2Macabeos 2:5,6)






Miren, viene un tiempo –declara YHWH– cuando haré una nueva alianza con la Casa de Yisrael y con la Casa de Yahudah.
No será como la alianza que hice con sus padres, cuando los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Mitsráyim, una alianza que ellos violaron, de modo que yo los rechacé –declara YHWH.
Pero ésta será la alianza que haré con la Casa de Yisrael después de aquellos días –declara YHWH: Pondré mi Torah en su interior y la escribiré en su corazón. Entonces yo seré su Elohim, y ellos serán mi pueblo.(Jeremias 31:31-33)

“¡Oh Adonay YHWH! Tú hiciste el cielo y la tierra con tu gran poder y con tu brazo extendido. Nada es demasiado difícil para ti.
Tú le muestras bondad a mil generaciones, pero retribuyes la maldad de los padres en sus hijos después de ellos. ¡Oh haÊl grande y poderoso, cuyo nombre es YHWH de los Ejércitos!
Grande eres en designios y magnífico en hechos, pues tus ojos observan todos los caminos de los hombres, para dar a cada uno según sus caminos y con el propio fruto de sus obras.
Desplegaste señales y prodigios en la tierra de Mitsráyim con efectos duraderos, y has ganado renombre en Yisrael y entre la humanidad hasta el día de hoy.
Libraste a tu pueblo Yisrael de la tierra de Mitsráyim con señales y prodigios, con mano fuerte y con brazo extendido, y con gran terror.
Tú les diste esta tierra, la que juraste a sus padres que les darías: una tierra que fluye leche y miel, (Jeremias 32:17-22)

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