jueves, 24 de marzo de 2011

Qumran - Los Esenios Parte 2



Frecuentemente se había sustentado una oposición entre Yahshua y Qumrán, por la insistencia de los "Rollos" en el linaje de los sacerdotes (Hijos de Sadoq); pero, el fragmento 13 de la cueva 11 -que comenta los capítulos 25 y 26 del Levítico- aclara que el Mashíaj no debe ser del linaje de Aarón, Sadoq o Leví, sino en cambio, siguiendo el Salmo 110 se presenta como "Melquisedec", igual que hace el capítulo 7 de la Epístola a los Hebreos (6:20-7:28) con referencia a Yahsua Ha Mashiaj sacerdote de la orden de Melquisedec quien presentó y bendijo el pan y el vino. Son entonces inocultables las relaciones entre Qumrân y los primeros seguidores de Yahshua







Así, el libro de los Hechos de los Apóstoles muestra a la Kehilah de Jerusalén regida por ciertas reglas similares a las de los "Rollos" y posiblemente inspiradas en ellos, como la comunidad de bienes y la solidaridad con los pobres, así como una organización equivalente a la de Qumrân: unos ecónomos o administradores, entre quienes se destacó Esteban y un consejo dirigente, los Doce, sobre quienes estaban tres "columnas": Santiago (Jacobo) hermano de Yahshua , el principal, Pedro (o Kefas) y Juan hijo de Zebedeo. Es muy posible que la comunidad cristiana de los Santos de Jerusalén residiera en la parte de la ciudad cercana la puerta de los esenios. En el rollo 4Q 285 (5:3-4) se anunció que el Mashiaj sería muerto por el Sumo Sacerdote o Príncipe.

La Septuaginta coincide con Mateo (12:19) al presentar Isaías 42:2, pues dice sobre el Siervo Sufriente que "su voz no será oída por fuera". Mateo, tomando un texto de la familia de la Septuaginta y citando a Jesús dice que "nadie oirá en las calles su voz". El texto masorético dice que "no hará oír su voz por fuera". Si se sigue la Septuaginta y a Mateo, los de fuera no oyen, porque no quieren, por su maldad y su negativa a convertirse (Mt 13:13-15), no porque el Siervo Sufriente no hable. Él no grita, ni contiende para que le oigan, pero él sí habla, aunque los fariseos querían -como dice el texto masorético- que no se hiciera oír, por lo que le dijeron que reprendiera a sus discípulos, porque se oían (Lc 19:39) y Él respondió: "si estos callaran, las piedras clamarían" (Lc 19:40). Mateo (12:14-17) interpretó el texto de Isaías en el contexto de la persecución desatada por los fariseos, frente a la cual Yahshua ordenó a los sanados que no lo descubrieran, pero siguió su ministerio, denunció, sacó a los vendedores del templo, pronunció su enseñanza y lo oyeron muchos. El texto masorético también altera a Isaías 53:11 y mutila la frase que señala que después de morir verá la luz, alusión a la resurrección del Mashiaj , que sí conservaron la Septuaginta y los Rollos de Qumrân (1Q Is a).

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