¡Jerusalén, ciudad santa! YHWH te castigó por las obras de tus hijos, mas tendrá otra vez piedad de los hijos de los justos. Confiesa a Adonay cumplidamente y alaba al Rey de los siglos para que de nuevo levante en ti, con regocijo, su Tienda, y llene en ti de gozo a todos los cautivos y muestre en ti su amor a todo miserable por todos los siglos de los siglos. Brillará luz de lámparas por todos los confines de la tierra. Vendrán a ti de lejos pueblos numerosos, y los habitantes del confín del mundo, al Nombre de YHWH, tu Elohim, llevando en sus manos los obsequios para el Rey del Cielo. Todas las generaciones darán en ti señales de alegría, y el Nombre del Elegido durará por siempre. ¡Malditos cuantos digan palabras crueles! ¡Malditos sean cuantos te destruyan! ¡Cuantos derriben tus muros echen tus torres por tierra y pasen a fuego tus moradas! ¡Mas sean benditos por siempre los que te construyan! Entonces exultarás, te alegrarás por los hijos de los justos, pues serán reunidos todos y bendecirán al Elohim de Israel de los siglos. (Tobías 13:9-13)
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